Vancouver(CBNnoticias) – La popularidad que ha cogido el pepino de mar como un delicioso y exquisito manjar en todo el mundo, está amenazando a las comunidades costeras, según reveló un estudio realizado por dos investigadores de la Universidad de Columbia Británica (UBC por su sigla en inglés), en una pequeña comunidad en México.
La investigación fue dirigida por Maery Kaplan-Hallam, estudiante de maestría del Instituto de Recursos, Medio Ambiente y Sustentabilidad de la UBC y Nathan Bennett, estudiante de un doctorado en la misma universidad.
Los investigadores indicaron que, las comunidades costeras están luchando contra los impactos sociales y ecológicos que se están derivando de una creciente demanda mundial por productos exquisitos del mar.
«La creciente demanda ha impulsado el auge del pepino de mar en todo el mundo», dijo Maery Kaplan-Hallam, autor del estudio. «Para muchas comunidades costeras, el pepino de mar no era algo que se cosechaba en el pasado. Las pesquerías emergieron rápidamente. El dinero, los compradores y los pescadores de fuera de la zona, inundaron estas comunidades. Esto también ha aumentado la presión sobre otros recursos marinos ya sobreexplotados «.
Una sola libra de pepino de mar puede llegar a venderse por cientos de dólares y a veces hasta por varios miles de dólares.
El estudio señala que, el impacto que generan las pesquerías de alto valor con esta «fiebre del oro”, exacerban las tendencias a más largo plazo en las comunidades vulnerables, y como consecuencia, hay disminución en la población tradicional de peces, hay aumento de la población que llega en busca de esta aventura de negocio y hay proliferación de pesca ilegal.
«Estos ciclos de auge y caída ocurren en una amplia gama de industrias de recursos», manifestó Nathan Bennett, coautor del estudio. «Lo malo que ocurre con estas pesquerías, es que aparecen rápidamente y casi siempre agotan en muy poco tiempo, los recursos de las comunidades donde llegan, dejándolas con poco tiempo para recuperarse».
Los investigadores basaron sus hallazgos en un estudio llevado a cabo en la comunidad de Río Lagartos, una pequeña población pesquera, ubicada en la Península de Yucatán, México, donde la pesca comercial a pequeña escala, ha sido el medio de subsistencia de la comunidad durante los últimos 50 años.
Los primeros permisos comerciales para la pesca de pepino de mar allí en Rio Lagartos, fueron emitidos en 2013. Esta medida se convirtió en una oportunidad económica significativa para los pescadores de la región.
Sin embargo, nuevos desafíos surgieron en esta comunidad, ya que el pepino de mar atrajo a pescadores, dinero y nuevos patrones sociales, según el resultado mostrado en las entrevistas hechas por los investigadores a miembros de la comunidad.
«La administración de los recursos, los ingresos, la salud y la seguridad de los pescadores, los niveles de conflicto social y la cohesión social en la comunidad se ven afectados», dijo Kaplan-Hallam. «Las posibles recompensas financieras también están causando que los pescadores locales corran mayores riesgos, ya que las reservas de pepino de mar están agotadas y el buceo debe hacerse más lejos de la costa, con graves consecuencias para la salud».
Los investigadores señalaron que, desafortunadamente este no se trata de es un caso aislado, ya que en muchas partes del mundo viene ocurriendo igual situación.
Los mariscos son un manjar en muchas partes de Asia, y como las existencias se han agotado allí, la demanda ha agotado las pesquerías de todo el mundo.
«Hay muchos ejemplos en todo el mundo donde el mercado de la elite global de pescados y mariscos, como la abulón, los erizos de mar y los tiburones, están socavando la sostenibilidad local», precisó Bennett. «Si queremos gestionar de manera sostenible la pesca con las comunidades costeras, necesitamos una mejor comprensión de cómo los mercados mundiales de productos pesqueros impactan a estas comunidades y cómo manejar estos impactos rápidamente. Pensándola como una epidemia, se requiere una respuesta rápida antes de que se salga de control. »
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